En la habitación

Despertó, asustado.

Sintió frío, una claridad le nublaba la visión, pero el ambiente era frío. Si era de día, debía estar muy nublado.
Temblaba, temió haber sido drogado con alguna sustancia que le impidiese moverse, porque sentía cada parte de su cuerpo, pero era incapaz de hacer que algún músculo le respondiera.
¡Muevete imbécil! -se decía a si mismo, pero no fue capaz.

Intentó serenarse, nada parecía fuera de lo normal excepto por la falta de movilidad.
Tras unos minutos que se antojaron horas, fue notando poco a poco como se le iban despertando las extremidades y el resto del cuerpo, hasta que recuperó su total capacidad de movimiento.
Se acercó a la ventata, corrió la cortina i comprobó que efectivamente era de noche.
Un ruido sordo a su espalda, ¡no estaba solo!
Un leve destello y de nuevo la oscuridad le alcanzó.